Santiago Díaz, asambleísta denunciado por presunta violación a una niña de 12 años, lleva más de una semana desaparecido y la tensión entre ADN y la Revolución Ciudadana crece cada día. El caso se calentó luego de que Díaz, prófugo desde el 8 de julio, no se presentara ante la Comisión de Participación Ciudadana y tampoco enviara excusas. El Gobierno incluso ofreció una recompensa de 100 mil dólares para dar con su paradero, pero hasta ahora no hay pistas. Diana Jácome, presidenta de la Comisión y miembro de ADN, aseguró que Díaz “no quiere dar la cara” y recalcó que la fiscalización sigue. El tema se complicó aún más cuando se reveló que 10 asambleístas del correísmo firmaron una polémica reforma propuesta por Díaz para reducir la edad de consentimiento sexual a 14 años. Aunque varios retiraron sus firmas y la propuesta ya fue rechazada, la Comisión de Transparencia quiere que expliquen por qué apoyaron la idea en primer lugar. El bloque de la Revolución Ciudadana respondió acusando a ADN de usar el caso para hacer “show político” y no buscar justicia. En medio de las acusaciones, un intento del correísta Blasco Luna para fiscalizar a un concejal oficialista por otro caso de abuso no prosperó. Si Díaz sigue ausente 30 días perderá su curul según la ley, pero sus excompañeros dicen no saber nada de él. Ahora, la Comisión planea llamar a los asambleístas que firmaron la reforma, entre ellos Cristina Jácome y Franklin Samaniego, para que expliquen sus acciones ante el país. Diana Jácome dice que no basta con retirar la firma, sino que deben asumir responsabilidad. Además, ADN prepara un informe para el presidente de la Asamblea, Niels Olsen, quien decidirá los pasos a seguir. La ley exige honestidad y responsabilidad de los asambleístas, sobre todo en temas tan delicados. El caso Santiago Díaz sigue generando fuertes enfrentamientos y la presión política va en aumento. Mientras tanto, la familia de Díaz también ha sido apartada de la Asamblea. La incertidumbre crece y todos esperan respuestas. La Asamblea vive días agitados y el escándalo no parece terminar pronto.