En un giro inesperado, el agua alcalina ha emergido como una posible respuesta a la prevención de enfermedades graves como el cáncer y afecciones cardíacas. La industria del agua está en pleno auge y entre las múltiples opciones, esta variedad alcalina se ha destacado por sus propiedades milagrosas.

Katherine Zeratsky, experta en nutrición y editora de Mayo Clinic, ha señalado que el agua alcalina podría ser un aliado en la lucha contra el cáncer y las dolencias cardiacas. Algunos estudios incluso sugieren que esta agua podría ayudar a reducir la pérdida ósea. Pero, ¿en qué se diferencia el agua alcalina?

En términos sencillos, el agua alcalina es aquella con un pH más alto que el agua regular. Un nivel de pH elevado, generalmente por encima de 8, se cree que puede neutralizar la acidez en la sangre, contribuyendo así a la eliminación del exceso de acidez en el cuerpo. Además, se le atribuyen propiedades antioxidantes que podrían tener un impacto positivo en la salud.

La particularidad del agua alcalina radica en su contenido de minerales como calcio, magnesio, potasio y bicarbonato, que se encuentran en mayores cantidades que en el agua convencional. Estos minerales no solo influyen en el sabor, sino que también añaden a las propiedades de esta mágica agua.