La mañana de este jueves 28 de agosto un incendio forestal encendió las alarmas en el sector de Rayocucho, parroquia Calacalí, en el noroccidente de Quito. El siniestro movilizó a personal especializado del Cuerpo de Bomberos de la capital. Tras varias horas de trabajo intenso, las unidades lograron sofocar las llamas que amenazaban con expandirse hacia más áreas boscosas. Luego, los equipos realizaron labores de enfriamiento y liquidación para evitar que se reactivaran puntos calientes. Las autoridades advirtieron que la emergencia quedó bajo control, pero que el monitoreo continúa. Recordaron que los incendios forestales son una de las principales amenazas durante la temporada seca. Estos siniestros destruyen vegetación, afectan la fauna nativa y ponen en riesgo a comunidades cercanas. También representan un peligro directo para los bomberos que arriesgan su vida en los operativos. La normativa ecuatoriana establece que provocar un incendio forestal es un delito grave. Las sanciones pueden llegar a los USD 35.250 en multas. En casos agravados, los responsables enfrentan penas de cárcel. Las autoridades hicieron un llamado urgente a la ciudadanía para denunciar a quienes inicien fuegos en áreas protegidas. Instaron a no encender fogatas, no arrojar colillas encendidas y evitar quemas ilegales. Durante la temporada seca, el Inamhi ha alertado sobre condiciones propicias para incendios. En Quito, los equipos de respuesta mantienen activos protocolos de prevención y control. En redes sociales, Bomberos de Quito compartieron imágenes del operativo. La comunidad agradeció la rápida reacción para evitar que el fuego se propagara. La emergencia de Rayocucho recordó la fragilidad de los ecosistemas del Distrito Metropolitano. Prevenir, alertar y denunciar son acciones clave para proteger miles de hectáreas de bosque.