Este fin de semana, los cementerios de Ecuador se llenaron de vida al conmemorar el Día de los Difuntos. Cientos de familias acudieron a los camposantos de ciudades como Guayaquil, Quito, Cuenca y Riobamba para recordar y homenajear a sus seres queridos fallecidos. Con flores, fotografías, oraciones y hasta música, los deudos hicieron sentir que la memoria de quienes partieron sigue viva en cada recuerdo.

En Guayaquil, los visitantes fueron recibidos por catrinas decorativas, en una mezcla de tradición y simbolismo que evocaba la presencia de los seres queridos. Familias enteras se acercaron a las tumbas para dejar mensajes, fotos y flores, mientras recordaban anécdotas y momentos especiales.

En Quito, la tradicional visita al cementerio de Calderón mantuvo vivas costumbres que lentamente van desapareciendo, como el comer junto a las tumbas de los seres queridos. Aunque cada vez son menos las familias que mantienen esta práctica, algunos aprovecharon la ocasión para compartir alimentos en honor a los que partieron. Estas visitas son una muestra del cariño y respeto con que los ecuatorianos siguen recordando a sus seres queridos.

En otros cementerios como el de El Batán en Cuenca, los asistentes honraron a sus seres queridos con melodías y oraciones. Allí, una pareja de ancianos, Rodolfo Gallegos y su hermana, llevaron una guirnalda en memoria de sus padres, a quienes perdieron hace más de 30 años. Para ellos, este acto es una forma de expresarles cuánto los extrañan y mantener vivo el recuerdo de su legado familiar.