En un escalofriante acto de represión, Corea del Norte ha llevado a cabo la ejecución pública de un joven de 22 años, acusado de escuchar y compartir música K-pop. El incidente, que ocurrió en la provincia de Hwanghae del Sur en 2022, refleja la extrema rigidez del régimen norcoreano en su intento por controlar las influencias culturales externas, especialmente provenientes de Corea del Sur.

El gobierno de Corea del Norte, bajo la legislación implementada en 2020, prohíbe estrictamente la difusión de cualquier producto cultural que considere una "influencia maligna" de países extranjeros, particularmente de su vecino del sur. Los esfuerzos por controlar a la juventud son intensos, con testimonios de desertores norcoreanos indicando que el régimen intenta suprimir cualquier muestra de cultura extranjera que pueda incitar a cuestionar el estilo de vida impuesto por el estado.

La víctima, cuyo nombre no ha sido revelado, fue sorprendida compartiendo música de grupos populares de K-pop como BTS y Blackpink. Este acto llevó a su detención y posterior ejecución, lo cual fue presenciado por miembros de la comunidad, en un claro mensaje de intimidación a la población.

Esta no es solo una tragedia aislada, sino un reflejo de las medidas extremas que Corea del Norte está dispuesta a tomar para evitar la penetración de lo que considera influencias culturales corruptoras. Además de prohibir la música extranjera, el régimen también restringe el uso de jeans y establece cortes de cabello específicos para hombres y mujeres, en un intento por mantener una identidad cultural homogénea y controlada.