El lunes 29 de julio de 2025 la Asamblea Nacional se pronunció fuerte y claro: Santiago Díaz debe renunciar ya. Díaz está preso desde el 22 de julio por una grave acusación de violación a una niña de 12 años, pero todavía mantiene su cargo como legislador. La moción fue propuesta por Mishel Mancheno, del movimiento oficialista ADN, y recibió apoyo total, incluso del correísmo, que ya lo había expulsado. Desde el 8 de junio Díaz no pisa el Pleno ni la Comisión de Salud, pero sigue con el cargo porque no ha presentado su renuncia. Eso impide que su alterna lo reemplace y deja una curul congelada. En medio del debate, el correísta Blasco Luna soltó una bomba y afirmó que otro legislador también estaría denunciado por violación. No dio nombres, pero la tensión subió al máximo. ADN no se quedó callado. Andrés Castillo recordó viejos casos que salpican al correísmo, como el del padre de Jorge Glas o presiones en el caso El Principito. Todos pidieron que Díaz dé un paso al costado, por ética, por respeto y por la gravedad del caso. El legislador guarda prisión preventiva y enfrenta una investigación penal seria. La denuncia fue presentada por el padre de la menor y causó conmoción en la opinión pública. La Asamblea dejó claro que un cargo público no puede ser escudo para delitos. Los 146 votos a favor muestran un rechazo total. La resolución exige que el caso avance rápido y que la justicia actúe con firmeza. Díaz, hasta ahora, no ha dicho nada. Sigue en silencio desde que se entregó. Mientras tanto, su curul está vacía y su reemplazo espera. La ciudadanía exige respuestas y acciones, no discursos. La presión crece para que abandone el cargo de una vez. Y la Asamblea quedó sacudida por el cruce de acusaciones. El escándalo no termina y las miradas están sobre todos los legisladores.