Unas misteriosas figuras vestidas como cucuruchos aparecieron en el corazón de Quito, justo en La Alameda, y traen mensajes que han dado de qué hablar. Las figuras están hechas con telas moradas y tienen pegadas fotos de Luisa González, Rafael Correa, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, todos parte del llamado Socialismo del Siglo XXI. Lo que más llamó la atención fue el cartel que sostenían: “Si vuelven… no se irán nunca”. La frase apareció en letras rojas y negras, muy visibles, y ha generado toda clase de comentarios. Esta escena ocurre a pocas horas del inicio del silencio electoral. El domingo 13 de abril, Ecuador define su futuro en las urnas. La segunda vuelta se disputará entre Daniel Noboa y Luisa González, y ambos ya alistan sus cierres de campaña en Guayaquil. Los cucuruchos, normalmente parte de una tradición religiosa en Semana Santa, fueron utilizados esta vez como una protesta política bastante llamativa. Sus trajes cubren el cuerpo completo y su color morado es fácilmente reconocible. En redes sociales muchos dicen que es una forma de “advertencia visual” para los votantes. Otros aseguran que se trata de un montaje político para asustar a la gente. Lo cierto es que causaron revuelo y más de uno se detuvo a tomar fotos. Algunos ciudadanos aplaudieron la iniciativa, otros la consideraron irrespetuosa. La imagen de los cuatro políticos juntos no es casual, pues han sido relacionados por sus ideales políticos. La frase “no se irán nunca” parece una crítica directa a los gobiernos que se eternizan en el poder. Nadie ha reclamado la autoría de esta intervención, pero ya es viral en redes. Se espera que en las próximas horas haya algún pronunciamiento oficial. Por ahora, Quito amaneció con un ambiente tenso y curioso. La jornada electoral se acerca y cada gesto cuenta. La campaña ha estado cargada de imágenes potentes, y esta fue una de las más inesperadas. Los votantes ya están sacando sus propias conclusiones. En las calles, se respira incertidumbre y expectativa. El futuro político del país está a punto de definirse. Y mientras eso ocurre, los cucuruchos políticos ya dejaron su mensaje.