El barrio San Roque fue el punto de encuentro y desde temprano se llenó de carteles y banderas de Cuenca. La marcha por el agua avanza por las calles Sucre y Tarqui rumbo a la plaza San Francisco. Organizaciones sociales, gremios, universidades, colectivos de mujeres, artistas y familias participan de la movilización. Tres universidades de Cuenca suspendieron clases para facilitar la asistencia estudiantil. El Concejo Cantonal y el alcalde Cristian Zamora expresaron respaldo total a la jornada. La Conaie llamó a sus bases y sus dirigentes marchan junto a los cuencanos. Poco antes del arranque, el presidente Daniel Noboa firmó un estado de excepción en siete provincias, incluida Azuay. En San Roque se realizó una ceremonia ancestral con pétalos y mensajes por la tierra. Los manifestantes ingresaron al Centro Histórico entre cánticos y globos blancos. En la Gobernación de Azuay hay resguardo policial y el paso ha sido pacífico. Algunos negocios cerraron por precaución y otros atendieron con poca afluencia. La cabeza de la marcha llegó a la plaza San Francisco antes del mediodía y el sitio luce lleno. Las organizaciones estimaron cerca de 100.000 asistentes en Cuenca. Desde la tarima se leyó el manifiesto que pide proteger todo el páramo de Quimsacocha como zona hídrica. El documento solicita dejar sin efecto lo actuado por el Ministerio del Ambiente sobre Loma Larga. También exige cumplir el pronunciamiento de 2021, cuando más del 80% votó por prohibir minería en recarga hídrica de Cuenca. El dirigente Lauro Sigcha responsabilizó al Gobierno por avalar el trámite que permitió una licencia ambiental. “Quimsacocha no se toca”, repitieron los asistentes al pedir revocar la licencia del proyecto Loma Larga. Los convocantes dieron ocho días al Gobierno para responder o anuncian un levantamiento popular. En la tarde se programan conciertos y una misa presidida por el cardenal Luis Cabrera en la Catedral.