De la naturaleza a la cultura: el jambato y su legado




El secreto detrás del nombre de Ambato: una rana con historia
Ambato proviene del jambato, una pequeña rana que habitaba en la región y que, sin saberlo, dejó una huella imborrable en la historia de la ciudad. Este anfibio, conocido científicamente como Atelopus ignescens, solía ser muy común en los páramos y bosques nublados de la Sierra ecuatoriana. Su piel negra con un llamativo vientre anaranjado o rojizo lo hacía inconfundible.
Los pueblos indígenas llamaban a la zona "Jambatu" o "Ambatu" en honor a este animal, pues su presencia era abundante en ríos y quebradas. Cuando los españoles fundaron la ciudad el 6 de diciembre de 1698, mantuvieron el nombre original, pero adaptado a su pronunciación: así nació Ambato. Durante décadas, el jambato formó parte del ecosistema andino, pero a finales del siglo XX desapareció misteriosamente. Se creyó extinto hasta que, en 2016, se logró redescubrir algunos ejemplares.
El cambio climático, la contaminación y enfermedades como la quitridiomicosis fueron las principales causas de su desaparición. Hoy en día, científicos y organizaciones trabajan para protegerlo. Su historia es un recordatorio de la conexión entre la naturaleza y la historia de una ciudad que, sin saberlo, lleva el nombre de un pequeño pero valioso habitante de los Andes.
