Un estudio de Children International y Empleo Joven Ecuador reveló una cifra alarmante: el 80,1% de los jóvenes ecuatorianos están desempleados y el 51,1% no percibe ingresos. Además, el 60% depende económicamente de sus padres, lo que retrasa su autonomía financiera. La búsqueda de empleo formal puede tardar en promedio ocho meses, y un 17,7% lleva más de dos años sin lograr colocarse. Ante este panorama, muchos optan por el trabajo independiente como vía para generar ingresos. Expertos explican que, aunque la modalidad freelance representa oportunidades de flexibilidad e innovación, también enfrenta riesgos de precariedad e informalidad. Los jóvenes que logran entrar al mercado formal reciben sueldos bajos, apenas $189,6 al mes, muy por debajo del salario básico unificado de $470. Esto empuja a más a incursionar en sectores digitales como programación, diseño gráfico, marketing y gestión de redes. La digitalización ha abierto la posibilidad de trabajar para clientes internacionales en plataformas como Workana y Upwork, ampliando las oportunidades de empleo remoto. Sin embargo, la falta de regulación y apoyo estatal mantiene a la mayoría en condiciones informales, sin seguridad social ni estabilidad. Muchos desconocen cómo registrar un RUC o cumplir con obligaciones tributarias, lo que limita su acceso a contratos, créditos y beneficios. Especialistas advierten que la formalización es clave para consolidar un futuro laboral sostenible, ya que permite construir un historial financiero y mayor estabilidad profesional. La educación también juega un papel crucial: preparar a la juventud para nuevos empleos digitales y facilitar los procesos legales. Se requiere una política pública integral que combine capacitación, acompañamiento y regulación, de lo contrario, la generación más joven seguirá enfrentando un panorama de precariedad y dependencia económica.