La final de la Copa Ecuador se jugó en el Olímpico Atahualpa con Liga de Quito y Universidad Católica frente a frente. Antes del pitazo, el estadio se detuvo para honrar a Mario Pineida. La voz del escenario anunció un minuto de silencio en memoria del lateral de Barcelona SC. Los planteles se reunieron en la bomba central abrazados y conmovidos. En las gradas, el silencio pesó fuerte aunque un sector de la barra de Liga de Quito no se sumó. El homenaje llegó tras una jornada marcada por la violencia en Guayaquil. El miércoles 17 de diciembre el jugador fue asesinado en una carnicería de Samanes 6. Dos sujetos lo interceptaron cuando intentaba retirarse del local. Pineida levantó las manos y recibió un disparo que se repitió cuando cayó al piso. Una mujer que lo acompañaba también perdió la vida. Testigos se refugiaron entre cajas y no resultaron heridos. Después del ataque, los agresores escaparon corriendo de la escena. La plantilla de Barcelona SC acudió al lugar con dolor y rabia contenida. El club emitió una nota de pesar a la que se sumó el fútbol ecuatoriano. Durante el jueves 18 de diciembre se velaron los restos del defensor. Pese a la tragedia, el partido de Barcelona de la última fecha se mantuvo en programación. En la agenda se señalaba el domingo 21 de diciembre de 2026 frente a Independiente del Valle. Ese juego definirá la clasificación torera a la Copa Libertadores. En el Atahualpa, la final siguió envuelta en un ambiente de respeto y duelo. El nombre de Mario Pineida quedó retumbando como símbolo de la jornada.