La cumbre anual del G20, un foro para las principales economías del mundo, ha finalizado con una declaración conjunta que, sorprendentemente, evitó condenar directamente la invasión rusa de Ucrania. A pesar de los intentos frenéticos de los diplomáticos y la esperanza de Joe Biden, presidente de EE.UU., de unir a las grandes economías en apoyo a Ucrania, la declaración final se quedó corta.

Los líderes, en lugar de condenar explícitamente la invasión, se pusieron de acuerdo en que “todos los estados deben abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza para buscar adquisiciones territoriales”. Esta declaración vaga refleja las profundas divisiones entre las naciones del G20. A pesar de esto, la declaración fue vista como un logro para el anfitrión, el primer ministro de India, Narendra Modi.

Rusia, miembro del G20, tenía que acordar cualquier declaración sobre Ucrania. Con la ausencia notable de Xi Jinping, líder de China, y Vladimir Putin, presidente de Rusia, Biden tuvo la oportunidad de presentar argumentos más sólidos. Buscó posicionar a EE.UU. como un contrapeso al alcance económico de China, revelando también nuevas reformas e inversiones en el Banco Mundial. Sin embargo, la cumbre dejó en claro las divisiones palpables, no solo sobre Ucrania sino también sobre cuestiones como el cambio climático.