La sonda Voyager 1, a unos impresionantes 24.700 millones de kilómetros de la Tierra, acaba de dar otro susto a la NASA. Esta nave, lanzada en 1977 y aún en funcionamiento, dejó de responder el 19 de octubre, causando preocupación en el equipo de la NASA. Sin embargo, una semana después, el 24 de octubre, la agencia espacial logró restaurar el contacto a través de un transmisor que no usaba desde 1981, un logro de alta complejidad debido a la distancia y la antigüedad del sistema.

La NASA perdió comunicación con la Voyager 1 después de enviar un comando el 16 de octubre. Debido a la distancia, la señal tomó 23 horas para llegar a la nave, y dos días después, solo recibieron un breve intento de respuesta. Según explicaron, el sistema de protección contra fallos activó el apagado de varios sistemas no esenciales, incluyendo el transmisor de alta potencia en la banda X. Esta medida, aparentemente automática, dejó a la Voyager 1 "en silencio" hasta que la NASA usó un transmisor de banda S para restablecer la comunicación.

La banda S no se usaba en la Voyager desde 1981, y las señales que emite son más débiles y difíciles de captar. Pero el equipo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) se mantuvo optimista y, usando antenas en Madrid y Canberra, logró recuperar la comunicación. A pesar de que el vínculo ha sido restaurado, la NASA continúa investigando la causa del fallo para evitar futuros incidentes y decidir si puede activar nuevamente el transmisor de alta frecuencia de la banda X sin arriesgar la misión.

La Voyager 1, que ha sobrevivido a múltiples obstáculos en su travesía de casi cinco décadas, demuestra una vez más la resistencia tanto de su diseño como de los ingenieros que la mantienen en comunicación. Este evento marca el tercer rescate consecutivo de la nave en el último año, luego de varios intentos exitosos por parte de la NASA para mantener activa una misión que sigue enviando datos del espacio interestelar.