En los últimos meses, la salud del Rey Carlos III ha sido centro de atención global tras su diagnóstico de cáncer. A pesar de los esfuerzos por mantener una fachada de normalidad, recientes reportes del 'New York Post' y otros medios sugieren que la condición del monarca está empeorando rápidamente, provocando que el Palacio de Buckingham intensifique los preparativos de la "Operación Puente Menai", el protocolo funerario que sigue al fallecimiento de un monarca británico.

Desde el anuncio de su enfermedad en febrero, Carlos III ha visto reducida su presencia pública. El diagnóstico llegó después de una operación de próstata, y aunque no se ha especificado el tipo de cáncer, el tratamiento al que se somete es innovador y menos agresivo que las opciones tradicionales. Aun así, el optimismo inicial ha dado paso a una creciente preocupación por su apariencia visiblemente más delgada y debilitada.

Este jueves, cuando se cumplirían 98 años de la Reina Isabel II, Carlos fue visto conduciendo su automóvil junto a la Reina Camilla hacia un servicio religioso en Escocia, una de sus pocas apariciones recientes. Estas imágenes, aunque buscaban transmitir tranquilidad, contrastan fuertemente con los rumores de un deterioro acelerado de su salud.

Mientras tanto, la cobertura de los medios británicos sobre su estado real es escasa, manteniendo un silencio que solo alimenta más la especulación. Esta situación ha puesto no solo al Reino Unido sino al mundo entero en vilo, pendiente de cada actualización sobre su condición y el posible impacto en la estabilidad de la monarquía británica.