Después de casi dos años de dragado en el islote El Palmar, los resultados son decepcionantes: apenas cinco hectáreas se redujeron en el río Guayas. En 2022, el islote medía 20 hectáreas y hoy apenas ha bajado a 15. La draga empezó a trabajar en junio de 2023, pero de los 6 millones de metros cúbicos de sedimento que debía retirar, solo logró sacar 4 millones. Es decir, apenas se cumplió el 66% de la obra, cuando el contrato de USD 44 millones exigía su finalización en agosto. La Prefectura del Guayas informó que, aunque el contrato fue terminado formalmente, los trabajos ya estaban paralizados desde el 15 de abril. Maquinarias, tuberías y demás equipos siguen flotando en el río, a la espera de ser retirados. La tubería que llevaba el sedimento hasta El Tejar, en Durán, también debe ser desmontada. En esos terrenos ya no hay movimiento, y el futuro del espacio donde se acumuló el material es incierto. Al inicio del dragado, el área de El Tejar parecía una laguna llena de piscinas, ahora está relleno pero sin un plan definido. Para intentar salvar la situación, la Prefectura busca formar una mancomunidad interprovincial con Bolívar, Cañar, Chimborazo, Manabí, Los Ríos, Santo Domingo y Cotopaxi. El objetivo es claro: evitar inundaciones y frenar la erosión del río Guayas. Sin embargo, aún no se han anunciado detalles concretos de cómo se continuará el trabajo. Mientras tanto, la gran promesa de controlar las crecidas del río queda en suspenso. La ciudadanía exige respuestas, pero las autoridades apenas ofrecen proyectos futuros sin fechas claras. El dragado de El Palmar termina con más dudas que logros.