La violencia en Manta no se detiene. Este domingo 8 de septiembre de 2024, una nueva balacera en la parroquia Eloy Alfaro dejó dos personas fallecidas y tres heridas, en lo que se suma a una preocupante ola de asesinatos en la ciudad. El ataque ocurrió a plena luz del día, cerca de una cancha deportiva, donde un grupo de personas se encontraba reunido en unas bancas. De repente, sujetos desconocidos que se movilizaban en una motocicleta abrieron fuego, causando terror entre los presentes.

Testigos en el lugar narraron las escenas de dolor y desesperación que se vivieron tras los disparos, cuando los familiares de las víctimas llegaron al sitio. Las autoridades policiales acudieron inmediatamente para recabar información y empezar la búsqueda de los sicarios responsables. Hasta el momento, no se ha dado a conocer la identidad de los atacantes ni las causas del tiroteo, pero se presume que podría estar relacionado con disputas entre bandas criminales que operan en la zona.

Este incidente es solo el último de una serie de crímenes que han estremecido a Manta. Apenas el 2 de septiembre, dos taxistas fueron acribillados en menos de media hora, lo que ya había encendido las alarmas sobre el incremento de la violencia en la ciudad. Con este último tiroteo, el número de víctimas mortales en Manta supera las 209 personas en lo que va del 2024, convirtiendo al cantón en uno de los más peligrosos del país.

En respuesta a la creciente ola de violencia, el presidente Daniel Noboa entregó recientemente 139 camionetas nuevas y operativas para reforzar el trabajo de la Policía Nacional en Manta. La medida busca mejorar la capacidad de respuesta ante los constantes hechos delictivos que se registran en la ciudad, sin embargo, la población sigue viviendo con temor ante la presencia de bandas criminales que parecen actuar con total impunidad.

A pesar de los esfuerzos del gobierno, los habitantes de Manta se sienten inseguros. La creciente violencia ha afectado la vida diaria de la ciudad, que ha visto cómo la criminalidad ha tomado el control de sus calles. Las autoridades locales, en conjunto con la Policía Nacional, continúan las investigaciones para esclarecer este ataque y dar con los responsables, pero la sensación generalizada es que la seguridad en Manta está lejos de ser restablecida.

Este nuevo tiroteo no solo marca otro trágico episodio en la historia reciente de Manta, sino que también pone de manifiesto la urgencia de aplicar medidas más efectivas para frenar el avance del crimen organizado en la región.