La isla de Santorini, en Grecia, se enfrentó a una crisis sísmica con más de 550 temblores en la última semana. Miles de residentes, turistas y trabajadores abandonan la zona ante el temor de un desastre mayor.

Los movimientos telúricos comenzaron el 24 de enero, pero el 3 de febrero se intensificaron con dos temblores de magnitud 4,9. Las autoridades cerraron las escuelas en Santorini y en las islas cercanas como Ios y Ánafe.

Expertos explicaron que la actividad sísmica no está relacionada con el volcán de Santorini, sino con fallas submarinas. Aún no se sabe si la situación se estabilizará o si los sismos continuarán.

El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, pidió calma a la población, pero el miedo se apoderó de la isla. Cientos de personas abarrotaron el puerto principal y el aeropuerto en busca de transporte hacia Atenas.

Aerolíneas griegas agregaron seis vuelos extras para evacuar a más personas. Testimonios de locales que reflejan el pánico: “Todo esto es inédito, la gente está asustada”, dijo un residente tras llegar a la capital.

En algunas escuelas se registraron grietas y hubo graduales en la caldera volcánica. Las autoridades siguen evaluando la situación mientras los expertos advierten que las fallas submarinas pueden generar sismos de hasta 7,3 de magnitud.

El último gran terremoto en la zona ocurrió en 1956 y generó un tsunami de 30 metros que dejó 53 muertos. La incertidumbre crece en Santorini, una isla que recibe más de tres millones de turistas al año.