El azúcar es un ingrediente omnipresente en la mayoría de los alimentos que consumimos a diario, y aunque su sabor es adictivo, su consumo excesivo tiene consecuencias graves para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exceder los 25 gramos de azúcar al día para mantenernos en óptimas condiciones. Sin embargo, ¿sabemos identificar cuando nuestro consumo sobrepasa este límite? El dietista-nutricionista Pablo A. López Cáceres nos explica las diez señales que envía nuestro cuerpo cuando estamos ingiriendo más azúcar de la debida.

La primera señal de alerta es el aumento de peso, ya que el azúcar añadido a los alimentos aporta calorías vacías que incrementan la ingesta energética sin ofrecer valor nutritivo. Esto puede llevar a un aumento gradual de peso sin que lo notemos. Además, el exceso de azúcar puede contribuir a la aparición de caries y problemas dentales, ya que las bacterias presentes en nuestra boca se alimentan de este componente, generando ácidos que dañan el esmalte dental.

Otro síntoma frecuente es la aparición de problemas digestivos, como hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento, debido al desequilibrio que el azúcar provoca en la flora intestinal. Si además sientes fatiga y falta de energía después de consumir alimentos azucarados, es una clara señal de que tus niveles de glucosa están fluctuando de manera peligrosa, causando un efecto de montaña rusa en tu metabolismo.

Las enfermedades crónicas también se asocian al consumo excesivo de azúcar. El riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, hipertensión e incluso algunos tipos de cáncer aumenta considerablemente cuando abusamos de este ingrediente. Además, las alteraciones en la piel, como acné, deshidratación y problemas para retener humedad, suelen ser un signo evidente de que el azúcar está afectando tu salud.

Si experimentas problemas para dormir, te resfrías con frecuencia, sufres cambios de humor o dificultad para concentrarte, es momento de reducir tu ingesta de azúcar. El exceso de este componente puede interferir con la producción de melatonina y cortisol, afectando tu calidad de sueño y tu capacidad para manejar el estrés. Así que, si reconoces alguna de estas señales, es momento de evaluar tu dieta y reducir el azúcar para proteger tu bienestar.