Bryan Johnson, un empresario estadounidense de 47 años, ha vuelto a ser tendencia mundial por sus extremas medidas para luchar contra el envejecimiento. Esta vez, su búsqueda por la eterna juventud lo llevó a someterse a un procedimiento estético que casi le cuesta la vista.

Conocido por gastar millones en tratamientos y rutinas que desafían la edad, Johnson decidió probar un nuevo método llamado "Proyecto Cara de Bebé". Este consistía en inyectar grasa de un donante en su rostro para recuperar volumen facial, algo que, según sus médicos, está relacionado con la percepción de juventud.

Sin embargo, el procedimiento salió terriblemente mal. "Inmediatamente después de las inyecciones, mi cara empezó a hincharse… Y luego empeoró y empeoró hasta que ni siquiera pude ver", relató el empresario en una publicación de Instagram. Los síntomas fueron el resultado de una grave reacción alérgica que lo dejó prácticamente incapacitado durante varios días.

Aunque su rostro volvió a la normalidad después de una semana, el empresario asegura que no piensa detenerse en su misión de revertir los efectos del envejecimiento. En el pasado, Johnson ya había generado polémica al utilizar la sangre de su hijo adolescente para realizar una “transfusión generacional”, buscando frenar el desgaste de órganos como el cerebro, el corazón y los pulmones.

Su historia plantea una importante reflexión: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar el ser humano en su lucha contra el tiempo? Mientras algunos lo consideran un visionario, otros ven en sus prácticas un peligroso ejemplo de obsesión y vanidad.