En el amanecer del martes, Ucrania utilizó misiles ATACMS, de fabricación estadounidense, para atacar una instalación militar en la región rusa de Bryansk. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, seis misiles balísticos fueron disparados, de los cuales cinco fueron interceptados por defensas aéreas. Fragmentos del sexto impactaron en la zona, causando un incendio que ya fue controlado. Las autoridades rusas aseguraron que no hubo víctimas ni daños de mayor consideración.

Este ataque ocurre apenas dos días después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizara a Ucrania a emplear misiles de mayor alcance contra objetivos dentro de Rusia. Funcionarios estadounidenses confirmaron a CNN el uso de los ATACMS, lo que refleja una acción inmediata por parte de Kyiv tras recibir el visto bueno para esta clase de armamento.

Putin endurece las reglas del juego

Horas después del ataque, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció una actualización en la doctrina nuclear de Rusia. Las nuevas disposiciones indican que cualquier agresión, incluso no nuclear, en la que participe un país con capacidades nucleares será tratada como un ataque conjunto contra Rusia.

Este cambio ocurre en un contexto de creciente tensión. Tropas norcoreanas han sido desplegadas en la región rusa de Kursk para reforzar la defensa de Moscú, mientras las tropas ucranianas intentan mantener la presión en los frentes orientales. El Kremlin ha calificado la autorización estadounidense como una medida que “echa más leña al fuego”, intensificando aún más el conflicto.

El contexto del ataque

El uso de misiles de largo alcance coincide con el día 1.000 de la guerra. Rusia ha redoblado sus esfuerzos por desestabilizar Ucrania, atacando su infraestructura energética y buscando complicar el invierno para los ucranianos. Este nuevo ataque simboliza el alcance de las capacidades militares de Kyiv, que está decidido a responder con fuerza a las agresiones rusas.

Mientras tanto, el silencio de Ucrania sobre este ataque podría ser una estrategia para evitar mayores represalias. Sin embargo, expertos en defensa aseguran que esta acción podría marcar el inicio de una etapa más peligrosa en el conflicto, con implicaciones impredecibles para la región y el mundo.