Más de medio siglo de monitoreo al pingüino de Galápagos confirmó una resiliencia “sorprendente”. La especie Spheniscus mendiculus sigue en peligro de extinción y resiste amenazas como clima extremo y ratas introducidas. Entre el 26 y el 31 de julio, científicos recorrieron Fernandina, Isabela, Floreana, Santiago y Bartolomé. La expedición fue del Centro de Centinelas de los Ecosistemas de la Universidad de Washington. La lideró la investigadora Dee Boersma junto a la Fundación Jocotoco y el Parque Nacional Galápagos. El apoyo logístico llegó de Silversea Expeditions con su nave Silver Origin. Durante el trabajo de 2025 se contaron 74 pingüinos en total. Fueron 73 adultos y un juvenil, según el registro. Las imágenes sirven para identificar individuos por sus marcas únicas. También se midieron y pesaron 36 ejemplares para evaluar su estado físico. Hubo 20 machos adultos y 13 hembras adultas en ese grupo. Además se revisaron dos juveniles y un pichón. El equipo inspeccionó nidos naturales y construidos para medir el éxito reproductivo. Encontraron 28 nidos naturales y 64 construidos aptos para cría. Se detectaron seis nidos naturales activos en ese momento. Cinco tenían uno o dos huevos y uno albergaba un pichón grande. Boersma advirtió que persisten riesgos como gatos ferales y la crisis climática. Afirmó que la cooperación entre PNG, ONG y academia busca reducir esas amenazas. En 2024, Jocotoco firmó un acuerdo para asegurar soporte técnico y logístico al proyecto. Eliécer Cruz recordó que proteger al pingüino de Galápagos mantiene el equilibrio del ecosistema marino costero.