Augusto Verduga, quien alguna vez fue la gran promesa del correísmo, se ha convertido en una víctima más del poder y el control que ejerce la Revolución Ciudadana. Pese a obtener casi 2 millones de votos en las elecciones del Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS) en 2023, sus aspiraciones presidenciales fueron ignoradas y sus años de apoyo al movimiento resultaron inútiles.

Los chats filtrados en el Caso Ligados revelan que Verduga, conocido como “Mónica Ertl” en esas conversaciones, nunca fue considerado seriamente para la candidatura presidencial. Aunque intentó utilizar su puesto en el CPCCS como trampolín hacia Carondelet, la cúpula del correísmo, liderada por Rafael Correa y Luisa González, ya tenía otros planes.

Verduga confiaba en que el movimiento reconociera su esfuerzo, pero sus intentos por entrar en las reuniones secretas y chats exclusivos del buró correísta siempre fueron bloqueados. Incluso, en julio de 2024, se le negó el acceso a una reunión por Zoom, y su encuentro con Luisa González en Guayaquil fue recibido con indiferencia.

Mientras sus compañeros de La Kolmena y otros aliados apoyaban su precandidatura, Correa y González se enfocaban en consolidar su propio poder. En conversaciones privadas, Verduga admite que nunca fue una opción real para el correísmo. Al enterarse de que González sería la candidata presidencial junto a Diego Borja como su vicepresidente, Verduga se sintió traicionado y usado.

Algunas reacciones en los chats filtrados muestran la indignación de sus seguidores. “Diego (Borja) tiene el carisma de un barril de petróleo, brother”, se lee en uno de los mensajes, mientras que otro contacto califica de “asqueroso” el manejo de la Revolución Ciudadana.

Además, los chats muestran que incluso sus amigos reconocían que Correa solo pensó en él “cuando se sentía más débil”. Cuando se convenció de que su poder era sólido, prefirió apostar por Luisa González, a quien algunos describen como “mejor presidenta de partido que candidata”.

Augusto Verduga ahora se enfrenta a una investigación por asociación ilícita y teme perder sus derechos políticos hasta 2029. Mientras tanto, sus antiguos aliados del correísmo siguen en el poder, sin que sus aspiraciones políticas hayan significado nada para ellos.