En Ecuador, los agustinos guardan un cariño especial por el hoy papa León XIV, quien visitó varias ciudades cuando aún era prior general de la orden de San Agustín. El sacerdote Wilson Posligua recuerda al papa como un hombre descomplicado, sencillo y con una carcajada contagiosa. Durante sus recorridos por Quito, Conocoto, La Villaflora, Ibarra, Latacunga, Chone y Guayaquil, convivió de cerca con los frailes y los fieles. No tuvo reparos en subirse a un carro viejo para llegar a celebrar misas en zonas rurales. Según Posligua, León XIV siempre se adaptó a la realidad del momento. Comía lo mismo que todos y disfrutaba de la gastronomía local sin pedir platos especiales. Le encantaba compartir la música y las alegrías de los pueblos. En su paso por Ibarra, visitó un proyecto de rescate para jóvenes con adicciones y motivó a la comunidad a seguir trabajando en esas obras sociales. Para Posligua, el ahora papa siempre ha sido un misionero incansable al servicio de los más necesitados. Se espera que León XIV mantenga esa cercanía humana en su pontificado. Aprendió a vivir en comunidad durante su misión en Perú, donde también obtuvo la nacionalidad peruana. Su español fluido y su buen humor son parte de su sello personal. Le gusta contar chistes y su risa fuerte quedaba grabada entre quienes lo conocían. La Iglesia en Ecuador celebra su elección con entusiasmo, convencida de que será un mensajero de paz y esperanza. León XIV nació en Chicago en 1955, convirtiéndose en el primer papa estadounidense y agustino. Su historia está llena de trabajo en las periferias y cercanía con el pueblo. Los recuerdos en Ecuador son testimonio de un líder que sabe vivir la fe con alegría y sencillez.