Alias Celsito, de apenas 16 años, fue capturado por la Policía en Esmeraldas el 7 de junio. Según los agentes, el menor era cabecilla de un grupo criminal que sembraba el terror en la isla Luis Vargas Torres. Lo más grave es que ya había sido detenido en marzo por la muerte de un policía, pero salió libre por falta de pruebas. Celsito se hacía llamar “comandante” y ordenaba asesinatos y cobros de extorsión. En el mismo operativo cayeron otro menor y un adulto. La Policía encontró tres armas de fuego y cartuchos en su poder. También se realizó otra redada donde cayeron cuatro personas más por extorsionar desde la cárcel de Esmeraldas. Los presos enviaban panfletos con amenazas y hasta bombas molotov a comerciantes. Según el comandante Marco Narváez, todos tendrían vínculos con Los Tiguerones, una banda ya conocida por su violencia. Pero eso no fue todo: en Río Verde, hallaron 150 paquetes de marihuana ocultos entre la maleza. Los narcos abandonaron la carga al ver a los agentes. La droga iba para el extranjero y su valor podría superar el millón de dólares. Esmeraldas sigue siendo zona roja, con crímenes manejados incluso por menores. El caso de Celsito prende las alarmas por cómo las mafias reclutan a chicos que terminan como sicarios. El Estado sigue declarando zonas en emergencia, pero el crimen parece ir un paso adelante. La justicia ya dejó escapar al joven una vez, ¿esta vez sí actuarán con firmeza?