El pasado viernes, un terremoto de magnitud 7 sacudió Marruecos, dejando tras de sí un rastro de destrucción y luto. Las cifras son alarmantes: 2,012 muertos y 2,059 heridos, de los cuales 1,404 se encuentran en estado crítico, según datos del Ministerio del Interior marroquí. El SEO advierte que estos números podrían seguir aumentando.

Las provincias más afectadas fueron Al Haouz, con 1,293 fallecidos, seguida por Taroudant y Chichaoua. El epicentro del sismo se localizó en Ighil, a 80 kilómetros de Marrakech, ciudad que también sufrió las consecuencias. El Instituto Nacional de Geofísica marroquí reporta que el sismo se produjo a 8 kilómetros de profundidad, sacudiendo fuertemente la región septentrional de Marrakech.

Las redes sociales se inundan de imágenes y testimonios devastadores. Familias enteras han sido afectadas, y el país ahora enfrenta un desafío de salud y reconstrucción sin precedentes.

Mientras Marruecos se une en solidaridad, el mundo entero se suma a las muestras de apoyo. La catástrofe pone de manifiesto la urgente necesidad de medidas preventivas y planes de contingencia en regiones sísmicamente activas.