Un periodista fue agredido dentro de la Terminal Terrestre de Ambato mientras cubría el atropellamiento de un joven por un bus interprovincial. El atacante vestía una chompa verde con logos del Municipio y de la Unidad de Terminal. Todo ocurrió ante la mirada de testigos que aún no salen del asombro. El comunicador registraba imágenes del accidente cuando fue agredido físicamente. Otra reportera fue insultada por funcionarios municipales y guardias privados. Le gritaron y le exigieron que dejara de grabar. Le ordenaron que se fuera, sin derecho a protestar. Todo esto ocurrió dentro de las instalaciones públicas. El bus que causó el accidente huyó del lugar. Aún no se sabe nada del chofer. Tampoco hay datos sobre la víctima atropellada, excepto por su identidad, Edwin B. Hasta ahora el Municipio no ha dicho una sola palabra sobre lo sucedido. No se sabe si habrá sanciones. Los gremios de periodistas están furiosos. Exigen respeto al trabajo de prensa. También piden que se identifique a los responsables. La situación generó rechazo entre defensores de derechos humanos. El silencio oficial solo alimenta la indignación. Los hechos quedaron grabados y circularon en redes. La pregunta es clara: ¿quién responde por esta violencia?