Wilson Toainga asumió como Fiscal General Subrogante y no tiene tiempo para descansar. Aunque su cargo es temporal, su tarea es gigantesca. Tendrá que manejar los juicios más candentes del país. La Procuraduría dio luz verde para que Toainga continúe en funciones hasta que el CPCCS nombre a un nuevo titular, lo cual podría tardar hasta 90 días. Entre sus desafíos está el caso Ligados, donde Andrés Arauz y otros rostros del correísmo podrían ser vinculados. También está el caso de la reconstrucción de Manabí, donde Jorge Glas fue llamado a juicio por el mal manejo de fondos. A eso se suma el escándalo Sinohydro, que salpica al expresidente Lenín Moreno. Y no termina ahí: también está el caso Celu, que involucra al excontralor Pablo Celi en una jugada turbia con la empresa Claro. Además, debe continuar con Metástasis, Purga y Plaga, donde se descubrió una red de jueces y fiscales que favorecieron al narco Leandro Norero. En algunos de estos casos ya hay sentencias, y ahora toca defenderlas. Mientras tanto, Diana Salazar ya salió del cargo y no volverá. El país observa de cerca lo que haga Toainga. Porque lo que está en juego no es poco. Son nombres grandes, casos pesados y presión política por todos lados. El reto es claro: o hace historia o queda como un paso más en la crisis institucional.