Los Hinduja, conocidos como la familia más rica del Reino Unido, están actualmente en el ojo del huracán en Suiza, enfrentando acusaciones serias de tráfico de personas y explotación laboral. Según la justicia suiza, varios miembros de la familia, incluidos Prakash y Kamal Hinduja, junto a su hijo Ajay y su esposa Namrata, habrían traído a hombres y mujeres desde India para trabajar en condiciones extremas en su lujosa mansión de Ginebra, pagándoles apenas US$8 por jornadas laborales extenuantes.

El fiscal Yves Bertossa, en una reciente audiencia, destacó que la familia gastaba anualmente más en el cuidado de sus mascotas que en sus empleados. Esta acusación se suma a las revelaciones de que a los empleados les eran confiscados sus pasaportes para limitar su movilidad, aumentando la gravedad de las acusaciones al apuntar hacia un posible delito de trata de personas.

Mientras tanto, los abogados de los Hinduja han argumentado que, además de un salario en efectivo, los empleados recibían alojamiento y comida, y que muchas de las supuestas víctimas habían trabajado para la familia en múltiples ocasiones, sugiriendo una posible satisfacción con las condiciones laborales. Sin embargo, estas explicaciones han sido recibidas con escepticismo tanto por la prensa como por la opinión pública, dada la discrepancia entre la riqueza de la familia y las condiciones reportadas.

Este juicio no solo arroja luz sobre las prácticas laborales de los Hinduja sino que también plantea preguntas más amplias sobre la responsabilidad y ética empresarial en el trato a los empleados domésticos, especialmente en sectores donde la opulencia y la discreción suelen ir de la mano. Mientras el caso continúa desarrollándose, la comunidad internacional observa atentamente, esperando que se haga justicia en un contexto de desigualdad y abuso de poder notable.