La noche del domingo 4 de mayo se tiñó de rojo en pleno centro de Guayaquil. Eran las 21:00 cuando hombres fuertemente armados bajaron de una camioneta y dispararon contra siete personas dentro de un hotel ubicado en la calle Escobedo. Cuatro murieron en el lugar y tres resultaron gravemente heridos. Todo apunta a una disputa entre bandas del narcotráfico. La Policía confirmó que las víctimas tenían antecedentes por tráfico de drogas y armas. El coronel Diego Escobar, jefe del distrito 9 de Octubre, no dudó en hablar de un posible ajuste de cuentas. El sector entró en pánico por los disparos, que se escucharon a varias cuadras. Paramédicos, bomberos y policías acudieron a la escena. También se encontraron armas, droga y municiones dentro del hotel y en un taxi. Un hombre fue detenido con sustancias ilegales y sería uno de los autores del crimen. La Policía presume que el hotel funcionaba como base narco para distribución de drogas. Se analizaron las cámaras del lugar para identificar a los sicarios. Medicina Legal hizo el levantamiento de los cuerpos esta madrugada. La Fiscalía ya abrió una investigación. Los heridos están bajo custodia mientras se recuperan. La violencia en Guayaquil no da tregua. Este nuevo hecho de sangre genera más temor en la ciudad. Las autoridades insisten en que reforzarán la seguridad en zonas calientes. La comunidad pide control urgente. La masacre dejó una clara señal: la guerra narco sigue activa. Las próximas horas serán clave para dar con todos los involucrados.