Bruselas, capital de Bélgica, se prepara para inaugurar un segundo centro de consumo de dr*gas, llamado GATE, el próximo año. La iniciativa, que surgió hace dos años, tiene como objetivo ofrecer un espacio seguro para personas con adicciones, evitando que consuman en la calle y brindándoles asistencia médica y apoyo en salud mental.

El primer centro GATE ha sido un éxito, proporcionando no solo un lugar de consumo sino también actividades recreativas como juegos y cocina. Esto ha motivado a las autoridades a expandir la iniciativa para atender la creciente demanda. Según Bruno Valkeneers, trabajador social del centro, la mayoría de quienes acuden son personas sin hogar con adicciones severas, especialmente al crack. A pesar del apoyo brindado, Valkeneers enfatiza que GATE es solo una parte de la solución y se necesita mayor inversión y colaboración para ofrecer ayuda y alojamiento a quienes más lo necesitan.

Es importante destacar que el centro no ofrece alojamiento, lo que significa que al cerrar, los usuarios deben regresar a las calles. Esto resalta la necesidad de estrategias más amplias para abordar la problemática de la adicción y la falta de vivienda. Además, Bélgica enfrenta un gran desafío con el tráfico de drogas, ya que el puerto de Amberes se ha convertido en el principal punto de entrada de sustancias a Europa, generando un mercado ilegal valorado en 30.000 millones de euros anuales.

La violencia entre narcotraficantes agrava la situación, y los expertos consideran que abrir más centros como GATE es solo un paso en la dirección correcta, pero no la solución definitiva al problema de las adicciones y el tráfico de dr*gas.