Esta semana, el mundo ha sido testigo de un fenómeno sin precedentes en la historia climática. Según el servicio europeo de Cambio Climático, el lunes 22 de julio se registró la temperatura media global del aire en la superficie más alta jamás medida, alcanzando los 17,14 °C, superando el récord anterior de 17,09 °C establecido apenas el día anterior.

El récord de temperatura anterior había sido establecido en julio de 2023. Los expertos consideran que esta cifra podría volver a batirse en los próximos días. La profesora Rebecca Emerton, científica climática del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, señaló que aunque es normal que haya fluctuaciones, el continuo calentamiento del clima probablemente nos llevará a seguir viendo récords, cada uno de ellos llevándonos más lejos en territorio desconocido.

Las altas temperaturas no solo representan un peligro ambiental; la salud de los seres humanos también se ve seriamente comprometida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los años 2000 y 2019, casi medio millón de muertes anuales estuvieron relacionadas con el calor extremo en todo el mundo. Este fenómeno es especialmente peligroso para los ancianos, los niños y las personas con enfermedades crónicas.

Esta semana, varios países han emitido alertas por calor extremo. China registró temperaturas superiores a los 40 °C, lo que ha llevado al gobierno a emitir una alerta de calor. En Rusia, las altas temperaturas han provocado incendios forestales, mientras que en España y Grecia, la población enfrenta días de calor sofocante.

La situación es alarmante y requiere de acciones inmediatas para mitigar los efectos del cambio climático. La comunidad científica y las organizaciones internacionales insisten en la necesidad de tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger a la población vulnerable del calor extremo.