Un fuerte sismo de magnitud 6 golpeó la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, la noche del 31 de agosto de 2025, dejando al menos nueve muertos y decenas de heridos. El epicentro se registró a 42 kilómetros de Jalalabad, a ocho kilómetros de profundidad, y sacudió con fuerza comunidades cercanas a la frontera con Pakistán. Según los servicios sanitarios locales, en Nangarhar hubo al menos 25 heridos, mientras que en la provincia vecina de Lagmán otras 30 personas, en su mayoría mujeres, resultaron lesionadas. El portavoz del Gobierno talibán, Zabihullah Mujahid, aseguró que se usarán “todos los recursos” para atender a las víctimas y que rescatistas de distintas provincias ya trabajan en las zonas afectadas. El movimiento telúrico también se sintió en varias ciudades de Pakistán como Lahore, Peshawar y Mardan, aunque hasta ahora no se reportan víctimas ni daños materiales allí. Afganistán, ubicado en la intersección de las placas euroasiática e india, es considerado un país de alta actividad sísmica. Su geografía lo hace especialmente vulnerable, ya que las fallas tectónicas como la de Chaman han causado miles de temblores en las últimas décadas. La población local enfrenta la emergencia en medio de infraestructuras débiles, lo que aumenta los riesgos de colapsos y tragedias. Autoridades continúan evaluando los daños en viviendas, carreteras y edificios públicos. Las familias afectadas pasaron la noche en las calles por temor a réplicas. Este nuevo terremoto se suma a la larga lista de desastres naturales que golpean a un país en crisis humanitaria y con recursos limitados para atender catástrofes.