“Una voz desde el silencio” reivindica a la pionera del abstracto




La muestra, curada por Mónica Espinel, estará abierta hasta marzo de 2026.
Durante décadas la obra de Irene Cárdenas quedó en segundo plano en el arte ecuatoriano. Hoy el MuNa la pone al frente con su primera gran retrospectiva, Una voz desde el silencio. La muestra está curada por la historiadora del arte Mónica Espinel. Reúne más de cien obras creadas entre los años cincuenta y los noventa. Hay grabados, monotipias, intaglios y composiciones geométricas que muestran su ruta. El color manda con rojos, naranjas y amarillos que arden en cada pieza. Cárdenas nació en 1920 y falleció en 1996. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Central y en el Centro Ecuatoriano de Arte. Fue alumna de Jan Schreuder y Olga Fisch en pintura. Y de Kurt Müller en grabado, clave para su lenguaje. Por primera vez se exhiben dibujos con figuras humanas, cuerpos indígenas y estudios anatómicos. En esos papeles ya se asoma su gusto por la geometría y las líneas rectas. Espinel asegura que su arte cambió la manera de entender color y forma en el país. También recuerda que iba contra lo que se hacía con más frecuencia en su momento. Además de crear, Cárdenas escribió, tradujo y publicó textos sobre arte contemporáneo a finales de los cincuenta. Lo hizo cuando el realismo social dominaba la escena local. El recorrido incluye fotos, recortes y documentos de archivo que reconstruyen su trayectoria. Aparecen publicaciones internacionales y registros de su presencia en espacios clave del arte moderno. La exposición estará abierta hasta marzo de 2026 en el MuNa. Se puede visitar de martes a sábado y domingo desde las 10:00.
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