Estados Unidos inició un despliegue militar en el Caribe que mira hacia Venezuela. Tres destructores con sistema Aegis arribarán frente a sus costas, según fuentes oficiales. Se trata del USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson, todos de la clase Arleigh Burke. Estas naves pueden rastrear múltiples objetivos y neutralizar amenazas aéreas y marítimas. La operación incluye cerca de cuatro mil marines y aeronaves P-8 Poseidon. También se sumarán otros buques de guerra y al menos un submarino de ataque. Un funcionario estadounidense detalló que el objetivo es golpear a carteles del narcotráfico. La prioridad responde a la agenda del expresidente Donald Trump en materia de seguridad. En febrero Washington catalogó como terroristas a Sinaloa, el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles. En el discurso oficial se vincula esa ofensiva con frenar la migración irregular hacia la frontera sur. Meses recientes ya vieron dos buques desplegados y más vuelos de vigilancia sobre México. Desde Caracas, Nicolás Maduro habló en cadena sin mencionar directamente a las naves. Aseguró que Venezuela defenderá sus mares, cielos y tierras ante cualquier amenaza. Calificó el operativo como parte de una postura de un imperio en decadencia. Como respuesta interna anunció el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país. Dijo que activará un plan especial para garantizar su presencia territorial. El Ministerio de Comunicación no emitió comentarios adicionales sobre el movimiento estadounidense. El incremento de fuerzas ocurre tras duplicarse a 50 millones de dólares la recompensa por Maduro. Esa oferta busca información que conduzca a su captura por causas relacionadas con narcotráfico. El escenario eleva la tensión regional y mantiene en alerta a gobiernos y analistas.