Durante una excavación rutinaria en Núremberg, Alemania, para la construcción de una residencia de ancianos, se ha descubierto lo que podría ser la fosa común más grande de Europa con víctimas de la peste negra. Más de 800 restos humanos han sido desenterrados en el distrito de St. Johannis, y continúan apareciendo huesos, revelando la magnitud de este descubrimiento.

La arqueóloga municipal, Melanie Langbein, indicó que actualmente se están excavando ocho enterramientos colectivos. El primer hallazgo se produjo en agosto del año pasado, pero sólo con el paso de los meses se ha podido empezar a comprender la envergadura del descubrimiento. Hasta ahora, se han desenterrado completamente dos tumbas, y una tercera está en proceso de excavación.

Este descubrimiento tiene un profundo significado histórico. Los enterramientos contienen restos de niños, ancianos, hombres y mujeres, demostrando que la peste negra no discriminaba por género, edad o estatus social. El alcalde de Núremberg, Marcus König, ha enfatizado la importancia de tratar estos restos con dignidad y respeto, recordando que todos ellos fueron residentes de la ciudad.

Langbein ha asegurado que no hay peligro de infección, ya que los agentes patógenos en los esqueletos centenarios ya no están activos. Además, en colaboración con el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, se está intentando extraer restos de ADN del patógeno en los dientes de los fallecidos.

En redes sociales han surgido iniciativas para realizar un funeral conmemorativo por estas víctimas, subrayando la importancia de recordar y respetar a quienes perdieron la vida en circunstancias tan trágicas. Este hallazgo ha revivido el interés local en la historia de la peste en Núremberg, una época marcada por la muerte y la tragedia.