Tras el reciente ataque con arma blanca en el distrito 15 de París, que dejó un saldo de un muerto y dos heridos, la seguridad de los próximos Juegos Olímpicos de 2024 se ha colocado en el punto de mira. Este incidente ha desatado preguntas sobre la capacidad de Francia para asegurar un evento de tal magnitud, especialmente considerando su historial en enfrentar amenazas a terroristas.

La Prefectura de Policía de París, en respuesta a las inquietudes planteadas, ha anunciado el despliegue de un contingente de seguridad sin precedentes. Entre 30.000 y 45.000 policías, gendarmes y soldados serán desplegados para proteger a los participantes y espectadores. Esto incluye controles exhaustivos y cacheos, especialmente durante la ceremonia de apertura, que se celebrará a lo largo del río Sena.

Sin embargo, estas medidas no han disipado completamente las preocupaciones. La Prefectura advierte que, a pesar de los esfuerzos, la amenaza terrorista sigue siendo alta. La logística de seguridad para la ceremonia de apertura, con delegaciones desfilando entre el Puente de Austerlitz y el Pont d'Iéna, y cientos de millas de espectadores, plantea un desafío colosal.

Las opiniones de los parisinos sobre estas medidas son variadas. Algunos, como Isabelle, confían en las autoridades y su capacidad para prevenir incidentes. Otros, sin embargo, se sienten excluidos del proceso de organización y preocupados por el impacto de los Juegos en la vida cotidiana de la ciudad. Un ciudadano ruso residente en París expresa su frustración por no ser consultado sobre aspectos como el tráfico y las restricciones de acceso.

Por otro lado, algunos residentes critican la naturaleza elitista de los Juegos, sugiriendo que deben ser más inclusivos y accesibles para todos los parisinos. A pesar de las diferencias, hay un consenso entre los entrevistados: la presencia de parisinos en la ciudad durante los Juegos será mínima, dejando las calles a los turistas y visitantes.